jueves, 22 de mayo de 2014

Tarta Frankenstein (como aprovechar media tarta para hacer otra nueva)

Cuando me casé, empecé a celebrar los cumpleaños y los santos juntando a toda la familia (la mía y la de mi marido), pero tras varios años decidimos separarlas y celebrarlo en dos tandas. Cada vez éramos más y la logística resultaba muy complicada. En muchas ocasiones, por atender a todos, no nos daba tiempo ni a sentarnos a comer un canapé. Al final era mas tranquilo, cómodo y rentable preparar dos comidas que hacer aperitivos para veintitantos. Una desventaja de esta disgregación es cuando coinciden las dos comidas en un mismo fin de semana o día (almuerzo y cena). A veces, por como caen las fechas, no hay mas remedio y, no solo acabamos destrozados, sino que además sobra muchísima comida.


Esto es lo que pasó en el último cumpleaños de mi marido, en el que me vi en la tesitura de estar cansada recogiendo lo que había sobrado de la comida con su familia, mientras me planteaba como hacer y decorar una tarta para el día siguiente. Pero cuando vi que había sobrado media tarta de ese día, lo vi claro: la aprovecharía para sacar una tarta más pequeña para mi familia (esta vez éramos solo 5) y así solo tenía que hacer la decoración y me podría acostar temprano…estaba reventada!!

Así que al día siguiente, descansada y fresca como una rosa, me dispuse a hacer la nueva tarta. Con la inestimable ayuda de mi marido, cortamos las piezas que la conformaban utilizando un molde de los que no tienen tapa. Para que quedase bien, tuvimos que unir tres trozos. Luego los volvimos a recubrir todo con ganaché de chocolate, alisamos las imperfecciones y echamos virutas de chocolate. ¡No se notaba el apaño!


Después solo tuve que montar una anemona de pasta de goma y colocarla en la tarta. Las hojas y los pétalos los había dejado secándose el día anterior. Usé fondant con sabor a mora al que añadí CMC y tinte (el color que traía era horrible) y fondant de pera (sabe de vicio). Los había comprado días antes en expotarta y fueron la mejor adquisición de la feria.


Con muy poco tiempo y esfuerzo sacamos dos tartas de una y, lo más importante, no estuvimos comiendo sobras durante semanas.

Supongo que no hará falta decir que esto fue un hecho puntual y familiar, y que jamás de los jamases (valga la redundancia) debe hacerse con una tarta de encargo, aunque sea para unos amigos. Hayáis hecho o no como yo un curso de manipulación de alimentos, creo que entenderéis que esta tarta no guarda la higiene necesaria para ser vendida, regalada o digerida fuera de un ámbito estrictamente familiar….no se la daría ni a mi suegro!!

   Luz Ignesón


Si te ha gustado esta entrada puedes dejarme tu comentario más abajo, será bien recibido :)
Si quieres recibir todas las actualizaciones del blog por e-mail solo tienes que escribir tu dirección de correo electrónico en la pestaña de la columna derecha donde pone suscripción (no hacen falta mas datos).

© [2013-2014] [Be brown, be sweet]

3 comentarios:

  1. Eh!!!! que teníamos las manos limpias y nadie había chupado la tarta!!!!!! Además, oye acaso no comía el exministro de agricultura los yogoures caducados para ahorra por culpa de la crisis?....Pues no vamos a andar tirando una tarta tan deliciosa o comiendola hasta reventar. Economía de subsistencia familiar!!!!

    ResponderEliminar
  2. Una pasada tus tartas, deberías venderlas!!!
    Enhorabuena por tu blog!!

    ResponderEliminar

Gracias por dejar un comentario, prometo leerlo y contestarlo lo antes posible.

Si no consigues que se publique lo que has escrito, házmelo saber mandándome un mensaje (pestaña de la derecha). El formulario de comentarios a veces da problemas y no quiero dejar de leer tu opinión.